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domingo, 5 de marzo de 2017

Daevid Allen entra en escena

El sonido Canterbury, del que hablábamos recientemente, le debe mucho al músico australiano Daevid Allen. De su llegada a París nos interesa su intrusión en el mundo del beat, la fusión musical y el jazz. Ese París donde Terry Riley le introdujo al mundo del free jazz, pero también a los sonidos experimentales de John Cage y el movimiento Fluxus, de La Monte Young...

En 1961 viajó a Inglaterra, donde se instaló cerca de Canterbury. En esta época, Allen fundó el grupo de free-jazz Daevid Allen Trio con el hijo de su casero, un joven Robert Wyatt, que se encargó de la batería; y Hugh, bajista, el menor de los hermanos Hopper. A ellos se sumaba, eventualmente, el teclista Mike Ratledge.

Más allá de la anécdota, no encuentro gran interés en las producciones musicales del trío, aunque sirven para predecir algunos de los devaneos musicales posteriores de Allen.

Robert Wyatt, Daevid Allen, Kevin Ayers y Mike Ratledge
En el 66, Allen, Wyatt, Ratledge y Kevin Ayers (proveniente de The Wilde Flowers) fundaron Soft Machine. Con Soft Machine, Allen sólo grabó un sencillo y algunas demos. No dio tiempo a más. Tras una breve gira europea, Allen no pudo volver a entrar en el Reino Unido, porque su visado había caducado. Así que se quedó en París, donde puso en marcha el proyecto por el que es más conocido: Gong, del que también hablaremos próximamente.

Resumiendo. La impronta de Allen en la escena de Canterbury marcó a una generación de músicos que iban a revolucionar el sonido progresivo, combinando psicodelia y jazz; y además fundó una de las principales bandas del sonido Canterbury, Soft Machine. Las canciones de esta etapa no me obsesionan (me reservo para Gong), pero la música que saldrá de aquí a un par de años será una auténtica delicia.

Como muestra de esta etapa, os dejo con el único single que grabó, y que tiene el honor de anticiparse en un mes al lanzamiento del primer sencillo de Pink Floyd (lo que significa que la más completa experiencia psicodélica puramente británica se lo llevan los de Canterbury). Aunque esto nos llevaría a una discusión bizantina que no nos interesa demasiado.

Las canciones que componen el single fueron compuestas por Kevin Ayers. En la primera Allen toca el bajo y en la segunda, la guitarra.




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